A Buga había venido un par de veces a visitar el milagroso de la Basílica, sitio muy conocido por los colombianos, por los creyentes, en donde los peregrinos llenan sus calles, cada 14 de mes, cada domingo y cada día. Cuando había venido a Buga a la iglesia, no pensaba en venirme a vivir acá, puesto que mi vida era en Cali, y allá siempre me encantó vivir. Sin embrago, siempre que venía a ver el milagroso, veía en Buga una ciudad muy bonita, organizada y tranquila, por tanto cuando tomamos la decisión de venirnos a vivir acá, lo hice pensando en que sería, como le llaman, un buen vividero.