A Buga había venido un par de veces a visitar el milagroso de la Basílica, sitio muy conocido por los colombianos, por los creyentes, en donde los peregrinos llenan sus calles, cada 14 de mes, cada domingo y cada día. Cuando había venido a Buga a la iglesia, no pensaba en venirme a vivir acá, puesto que mi vida era en Cali, y allá siempre me encantó vivir.
Sin embrago, siempre que venía a ver el milagroso, veía en Buga una ciudad muy bonita, organizada y tranquila, por tanto cuando tomamos la decisión de venirnos a vivir acá, lo hice pensando en que sería, como le llaman, un buen vividero.
Hoy, en plena cuarentena, al ver las calles solas, los establecimientos comerciales cerrados y la ciudad sin sus acostumbrados peregrinos, se siente una sensación de soledad que produce cierta tranquilidad y miedo, porque eso ha sido para mí salir en cuarentena, es la ilusión por salir luego de estar encerrada, pero a la vez, es esa sensación de inseguridad que produce estar en las calles, en donde pensamos que es donde esta el virus.
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Vivir en cuarentena en Buga, es ver como las calles están más solas de lo normal, las personas más alejadas de lo normal y la basílica extrañando a sus peregrinos.
Pienso que esta experiencia de estar en cuarentena y sentir la soledad de las calles, es reconfortante, y a la vez es aterrador, porque la seguridad y a la vez la sensación de claustrofobia de estar siempre encerrados en casa, se convierte en una falsa sensación de libertad, alegría y desconfianza al salir de ella.
Y cuéntame y tú, como vez a tu cuidad en esta cuarentena?
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